sábado, febrero 20, 2010

A veces no entiendo...

Sí, hay dias que me pregunto por qué el mundo funciona como lo hace. ¿Por qué, por ejemplo, hay personas como mi vecina adolescente que impunemente ponen la música a todo volumen importándole poco el respetar la privacidad y derechos de los demás?

Me pregunto qué se necesita para que ella entienda que vulnera el derecho de todos los demás vecinos, que no pueden estar tranquilos en su casa viendo TV, platicando, escuchando su propia música o simplemente disfrutando el silencio porque su música (no sé si electrónica, banda o la que sea) no deja hacerlo.

Algunos me dirán "habla con ella", pues sorpresa, tanto mi marido como yo hablamos con ella, con su papá y la respuesta de la primera fue bajarle sólo esa vez y del segundo pretextar que era porque "sus vecinos también hacían ruido". Cuando el vecino al cual acusaba de hacer ruido se mudó, a este personaje tan "lógico" se le acabó el pretexto, pero no dejaron ni su hija ni él de hacer ruido cada que querían.

Entonces, aquí me tienen, usando audífonos por la casa el 90% del tiempo porque no sé cuándo rayos la inmadura va a poner su música a todo volumen. Entonces pongo la mía y vigilo a los niños de cerca porque oirlos no podría, obviamente.

Este es un caso, una de las tantas situaciones que no comprendo y que me parece que funcionan al revés de como deberían, pero diariamente me salta a la cara algo: la señora que se te quiere meter en tu turno en una tienda, porque el tiempo que tú esperaste no es importante, sólo el suyo; las personas que tiran basura en mi acera, la cual acaba en mi jardín, obviamente; aquéllos que sueltan a sus mascotas a que 'adornen' los patios de los demás con sus desechos; las personas que te niegan el trabajo porque eres mujer, estás casada y tienes hijos; esos que te juzgan y tratan mal de acuerdo a la vestimenta que traigas (¿y si salgo en fachas un día, qué, soy menos digna de buen trato?)

Pero lo peor del caso es lo que uno puede hacer ante estas cosas: nada. Se atraganta de coraje, pero no parece haber defensa contra estas cosas. En mi caso creo en el pacifismo y no me gusta generar situaciones problemáticas sin una razón de peso. Incluso cuando hablamos con los vecinos de su ruido fue ya tras varios meses de lo mismo y en un tono civilizado, pero no, no funcionó.

Incluso prefiero, si ando en un estado emocional que sé que una plática puede degenerar en pelea, esperar antes de tomar cartas en el asunto. Y si me decidí a hablar, no voy y le grito a la persona que me causa este tipo de situaciones, juego "derecho" y con cartas a la vista (exponiendo mis razones, no tratando de imponerme a la otra persona).

Sin embargo, no falla, no hay forma de que se pongan un poco en tus zapatos, no hay forma de que vean que en el caso contrario, también estarían molestos, que escuchen que no es por maldita que estás comentando lo que te molesta, sino que es al contrario, por una mejor convivencia. Por supuesto, ni idea tienen de que uno pensó muy bien cómo tratar la situación antes de hablar, ¿pero que el comportamiento tranquilo no se nota? ¿El ser civilizado al tratar un problema pasó de moda?

Tampoco, en los casos que mencioné respecto a cómo te tratan por una situación que no tendría que ser extraña (el ser mujer, casada, con hijos, el verte "fachosa/o" o "semifachosa/o") parece haber forma de que de alguna manera te defiendas. A menos que me cambie de sexo (es sarcasmo, claro, estoy muy contenta como estoy) y mienta en las entrevistas, o siempre salga a la calle como si estuviera posando para la portada de una revista, ¿qué hacer ante este tipo de tratos?

Supongo que todos tenemos momentos así, que nos preguntamos por qué no se puede convivir mejor. Tal vez en otra vida, en otro país o en otro mundo, quién sabe, pero mientras tanto, sólo puede uno compartir su frustración en un texto, tomar aire y continuar.

1 comentario:

Karina Velazquez dijo...

Sí, realmente parece que ser civilizados está subvalorado, en fin, saludos.