Suena como la maldición del pirata, pero noooo, es peooooor, muuuuucho peooor...
Desde que tengo que hacer trámites en oficinas gubernamentales me ha perseguido esta maldición (e imagino que a muchos mexicanos, pero es que de verdad... cada cosa que he tenido que hacer)...
En la primera casa donde viví solita aún ni pasaba un mes, acababa de llegar y tuve que arreglar con Hellmex unas llamadas no muy santas desde el número del lugar donde vivía hechas por quién sabe quién a un 01 900 no muy decente. O sea, aparte de extemporáneos, tontos los cargos en el teléfono, ¿yo le voy a hablar a mujeres para que me cuenten quién sabe qué cosas? Por favooooor...
Y pues vivir sola no está tan mal como algunos piensan aún (esos que creen que las mujeres no debemos o podemos ser independientes y responsables). Aprende uno a cuidarse, a administrarse, a portarse de manera mesurada por el propio bien, no porque te lo diga alguien más. Todo es positivo, excepto cuando llega el fin de mes y se activa la maldición del burócrata.... (dígase con voz cavernosa).
Y pues en el resto de mi vida me he peleado con cuanta compañía telefónica ha habido, con tarjetas tan 'buenas' como American Express, con el banco más grande de México (el más grande en tonterías, de veras, ni ellos se saben sus políticas internas) y la última fue hoy, con Luz y Fuerza...
Para empezar hacen la medición como quieren (en este caso me juntaron 3 meses y por supuesto, llegó una linda cuenta de luz, yo creo necesitaban dinero para su caja chica o algo). Y llega uno y ni siquiera sabes dónde carambas formarte (porque ni siquiera un letrero de para qué sirven los 'módulos del 1 al 5', qué listos).
Ya que solita averiguas comienzas a explicarles qué es lo que pasó y claro, ellos comienzan a interrumpir (caray, si no le iba a pelear no pagarle, sino pagarle como era, un mes primero, dos meses después). Luego de negociar y llegar a un acuerdo, pues me fui por el dinero necesario según el convenio (esto que les cuento fue, por supuesto, con Leo -de como 6 kilos o más-, mochila de 4 kilos y Michelle de la mano).
Regresé, me formé en la mega cola que se hizo mientras me iba (típico, maldita Ley de Murphy) y cuando llegué a la caja.... ¡oh, sorpresa! Que se equivocó el tipo con el que hice el convenio y que esa oficina no era y no me podían recibir el pago... ¡Háganme el faaaaavooooor!
Qué bonita es la burocracia. Moraleja:
Perder tres horas dando vueltas entre mi casa, ir dos veces a Luz y Fuerza, con una visita intermedia al cajero... Negociar y lograr que te entiendan tu idea... Regresar y que te digan que siempre no.. ¡No tiene m...anera de ser!