lunes, octubre 29, 2012

De sustitos y otras cosas

Yo siempre he dicho que no soy la madre del año, que a veces tengo dudas sobre qué hacer para controlar x situación o conducta a mis niños y casi siempre estoy buscando maneras de hacer mejor las cosas (consejos de amigos/as, Internet, programas de radio o tele sobre niños, revistas, como se pueda).

Pero caray, hoy sí otra mamá me dejó con el ojo cuadrado. Juzguen ustedes.

Mis hijos y yo veníamos de la escuela de mi hija mayor. Había yo ido ya por el pequeño y salimos tarde de la segunda escuela porque mi enana estaba copiando una tarea (y es luego un poco lenta al hacerlo). Pues veníamos caminando por donde siempre (aunque ese día casi cambio de ruta por ir a preguntar un par de datos) cuando mi hija me dice "¡Mira, mamá!" Cuando voltee a ver lo que me señalaba casi me da ahí mismo un mini infarto: un niño vestido de piyama roja colgado de las protecciones de la ventana ¡del segundo piso de un edificio de departamentos!

Aunque me dio terror interno lo primero que pensé fue en ir a cacharlo, ayudarlo a bajarse, algo antes que se lastimara. Le tome la mano a mis niños, cruzamos la calle apurados y ya en la otra acera me quité la bolsa, la mochila de mi hija, la aventé y corrí a ponerme abajo de la ventana. Empezaba a buscar qué hacer, si cacharlo o subirme a la ventana de abajo a ver cómo cuando por fortuna pasó otra persona que vio lo que ocurría (un hombre, seguro también con hijos como yo) y se subió a la ventana y de un brazo jaló al niño y me lo pasó/aventó para que lo cachara.

Me sentí súper aliviada de que no le hubiera pasado nada al pequeño, adentro de la casa había otra niña (por lo que pude ver como de 4, el niño como de 3 máximo) y comencé a preguntarle si estaba su mamá o dónde estaba. No atinaba a contestarme, nada más lloraba, igual que el pequeño que seguí cargando porque, obviamente, ya para entonces se dio cuenta del peligro que corrió (mínimo un hueso roto a la altura que estaba).

En eso vimos que venía la mamá caminando quitada de la pena (me pregunto, si ves a tu hijo en brazos de una extraña, afuera de tu casa, ¿no corres a ver qué ocurrió? En fin). Cuando llegó le expliqué lo que había pasado y la señora sólo dijo "Ay, Brian". Aunque internamente pensé "¿qué le pasa a esta mujer, se tomó la botella de Prozac o por qué no reacciona?" sólo le dije "como recomendación, mejor lléveselos a la tienda".

Una cuadra después comencé a temblar y no pude evitar que se me salieran las lágrimas y eso que no fue mi hijo o hija los que estuvieron en esa situación. Estaba tan impresionada que lo compartí en Twitter y luego en Facebook buscando apoyo moral (porque mi marido ya había salido y mis amigos que viven cerca supuse no los vería, pensando que seguro ya llevaban un buen rato en el trabajo, aunque al final sí los encontré, les conté y más llanto, no les recomiendo sustitos del estilo).

Mi punto es: no hay que confiarse. Aunque vayan a una distancia de media cuadra (la distancia a la tienda más cercana de ese departamento) es mejor llevar a niños de menos de 7 con ustedes. Que sí, que hay que vestirlos para salir, ponerles zapatos o sandalias, cargarlos quizá si no quieren caminar, caminar lento, etc., pero es mejor a esperar a que ocurra algo terrible.

Me acuerdo mucho de cuando trabajé en un periódico y muy seguido me tocaba editar notas de niños fallecidos por asfixia o quemaduras en sus casas cuando se volteó una veladora o encontraron unos cerillos. Y también he leído en los periódicos casos de niños que caen desde no un 2o. piso, de un quinto o peor :(

Pero bueno, ojalá de ahora en adelante esa mamá no se tome tan con calma las cosas, que igual a la altura que estaba el pequeño no le pasaba nada gravísimo pero un hueso roto o una lesión sí. Los niños son tan impredecibles que más vale no dejar las cosas al azar.