
Suele suceder que a veces uno vive en una especie de sopor autoimpuesto, como para poder hacer la rutina de tu vida más fácil... Por ejemplo, comienzas a decirte a ti mismo 'esta tosecita es algo normal, no pasa nada' para seguir con tu vida diaria y deberes y no tener que detenerte mucho en el asunto, sobre todo cuando no sabes exactamente qué hacer al respecto.
Luego no sólo te lo aplicas a ti, también lo aplicas a quienes viven contigo, crees que x queja o padecimiento pasará por sí solo y pues no insistes más para que vayan a atenderse o para llevarlos al doctor.
Y de repente, como en un relampagueo, las cosas se agravan. Una cosa que no preveniste se hace más grande y cuando te das cuenta ya estás en un hospital, tratando de mantener la calma y preguntándote '¿pude haber insistido más?, ¿me lo tomé con mucha calma?'...
Pero, para tu fortuna, la situación no pasa a mayores, cuando pudo haber pasado definitivamente algo muy feo, pero te deja pensando que nunca más vas a subestimar la enfermedad y tampoco lo que te diga la gente que está junto a ti sobre cómo se siente... O incluso sobre lo que no te dice en relación a cómo se siente...
En resumen, sabes que te equivocaste, quizá una equivocación sin mala intención, pero que a la próxima tendrás los ojos bien abiertos... Y te evitarás así una angustia y el temor de lo que podría haber pasado si no hubiera habido una corrección a tiempo.