Este es un post ultra-fast. Para saber de qué hablo tendrán que ver el video, jejeje... :)
Igual otros bebés hacen lo que antier hizo Leonardo, pero definitivamente yo nunca lo había visto... ¿A los 6 meses y medio y tiene ya esa agilidad? Tendré que hacer el truco que hace el tipo del comercial de Axe, me parece, el que voltea los ojos para todos lados para vigilar que no esté sudando. En mi caso será vigilar que Leo no vaya a salir volando o algo así de donde esté.
Reflexiones al calor de un café veracruzano / Thoughts I have while taking a coffee (from Veracruz)
lunes, septiembre 29, 2008
sábado, septiembre 27, 2008
Los astros estaban de malas
Casi siempre creo en que, en general, la gente no busca dañarte de buenas a primeras. Quiero creerlo sobre todo por mi paz mental, porque eso de estar esperando que alguien te haga daño yo creo que sí se puede convertir en algo desgastante.
Pero de repente me encuentro cada especimen de ser humano que, caray, cómo me hacen dudar de esa creencia.
Primer caso: voy a hacer mis compras a centro comercial cercano. Salgo y oh, cielos, Leo da señas inequívocas de que mató al pañal (y fue masacre). Corro al baño del lugar y la tabla para cambiar bebés (sí, aunque usted no lo crea, era una tabla con bisagras) ni siquiera se sostiene. Dudo entre cambiarlo en una banquita con su cobija abajo o buscar otro baño (eso debido a la urgencia y desesperación de Leo que ya tenía cara de garapiñado). Bueno, decido buscar un baño corriendo. Llego al área de comida del lugar, pero como están limpiando el piso ¡no me dejan pasar! Le explico a la señora que normalmente no tendría problema en esperar, pero no es por mí, es por el bebé. Y aún así, se niega.
Caso número 2. Como me parece que en este caso faltó mucho, pero mucho criterio para elegir entre una persona que necesita un servicio y tener limpio un piso, busco dónde decirles (y en verdad, pensaba únicamente decirles, ni gritar o algo parecido) que de plano no sean tan CERRADOS en su criterio, pregunto a un policía dónde está la gerencia, me cuestiona para qué (o sea, así o más metiche) le explico y me sale que 'son procedimientos'.
Caso número 3. El dependiente nocturno de un Oxxo. Con Leo en carriola, Michelle pidiendo-exigiendo un dulce, bolsa de compras, a las prisas porque parecía que iba a llover, entro en el lugar y busco algo para cenar (digo, aprovechando que estoy ahí) y le compro el consabido dulce a Michelle (porque se lo había prometido mucho antes, y claro, no se le olvida). Me acerco a la caja y recuerdo ¡la leche! Le digo al dependiente: 'Cielos, se me olvidó la leche, me permite un momento' y me dice con tono de fastido 'Okey, pero rapidito o le cierro la cuenta'. Yo acá entre que estoy en la locura con los niños y ya me quiero ir primero no me percaté de su tonito, pero luego sí. Me pregunto si reclamarle o no, pero en vista de mis prisas mejor me voy.
¿Qué será? ¿Se juntó Urano con Neptuno y todos estaban de malas o en plan de que nada que pudiera yo pedir o necesitar se me iba a conceder? Digo, si les estuviera pidiendo algo imposible, pero ¿usar un baño?, ¿poder dar una sugerencia libremente?, ¿que me espere los larguíiisimos 10 segundos entre ir por una cosa y regresar? En fin, que de plano no sé, a lo mejor no fue mi día o quizá deba de cambiar mi idea de que fundamentalmente la gente es buena onda y esperar lo peor o qué.
Y si lo escribo es porque en cierta forma siquiera me sirve de catarsis.
Pero de repente me encuentro cada especimen de ser humano que, caray, cómo me hacen dudar de esa creencia.
Primer caso: voy a hacer mis compras a centro comercial cercano. Salgo y oh, cielos, Leo da señas inequívocas de que mató al pañal (y fue masacre). Corro al baño del lugar y la tabla para cambiar bebés (sí, aunque usted no lo crea, era una tabla con bisagras) ni siquiera se sostiene. Dudo entre cambiarlo en una banquita con su cobija abajo o buscar otro baño (eso debido a la urgencia y desesperación de Leo que ya tenía cara de garapiñado). Bueno, decido buscar un baño corriendo. Llego al área de comida del lugar, pero como están limpiando el piso ¡no me dejan pasar! Le explico a la señora que normalmente no tendría problema en esperar, pero no es por mí, es por el bebé. Y aún así, se niega.
Caso número 2. Como me parece que en este caso faltó mucho, pero mucho criterio para elegir entre una persona que necesita un servicio y tener limpio un piso, busco dónde decirles (y en verdad, pensaba únicamente decirles, ni gritar o algo parecido) que de plano no sean tan CERRADOS en su criterio, pregunto a un policía dónde está la gerencia, me cuestiona para qué (o sea, así o más metiche) le explico y me sale que 'son procedimientos'.
Caso número 3. El dependiente nocturno de un Oxxo. Con Leo en carriola, Michelle pidiendo-exigiendo un dulce, bolsa de compras, a las prisas porque parecía que iba a llover, entro en el lugar y busco algo para cenar (digo, aprovechando que estoy ahí) y le compro el consabido dulce a Michelle (porque se lo había prometido mucho antes, y claro, no se le olvida). Me acerco a la caja y recuerdo ¡la leche! Le digo al dependiente: 'Cielos, se me olvidó la leche, me permite un momento' y me dice con tono de fastido 'Okey, pero rapidito o le cierro la cuenta'. Yo acá entre que estoy en la locura con los niños y ya me quiero ir primero no me percaté de su tonito, pero luego sí. Me pregunto si reclamarle o no, pero en vista de mis prisas mejor me voy.
¿Qué será? ¿Se juntó Urano con Neptuno y todos estaban de malas o en plan de que nada que pudiera yo pedir o necesitar se me iba a conceder? Digo, si les estuviera pidiendo algo imposible, pero ¿usar un baño?, ¿poder dar una sugerencia libremente?, ¿que me espere los larguíiisimos 10 segundos entre ir por una cosa y regresar? En fin, que de plano no sé, a lo mejor no fue mi día o quizá deba de cambiar mi idea de que fundamentalmente la gente es buena onda y esperar lo peor o qué.
Y si lo escribo es porque en cierta forma siquiera me sirve de catarsis.
miércoles, septiembre 24, 2008
Propósito
Creo que los seres humanos siempre estamos en búsqueda de un propósito. Bueno, al menos los que sí intentamos darle un sentido a la vida, hay algunos que con sólo existir y hacer las cosas más triviales son felices.
Pero en mi caso, aunque a veces la rutina me 'trague', de repente me asalta la idea de cuál podría ser mi propósito en la vida, a corto, mediano y largo plazo.
Estando en la escuela no era difícil saber (en general y casi sin pensarlo) qué propósito tenía: en primaria, aprender y tener buenas calificaciones; en secundaria, tratar de superar problemas y situaciones que tenía en ese momento y encontrar qué quería hacer a futuro con mi vida (porque ya entonces me lo preguntaba); en preparatoria, mantener mi beca, vivir todo tipo de experiencias que no había podido antes por estar en un ambiente no precisamente propicio para ello, madurar; en la universidad, obviamente obtener lo más de habilidades relacionadas con mi carrera.
Pero a partir de que uno se gradúa y sale 'al mundo real' las cosas se complican. Por ejemplo, al inicio mi idea era ser reportera, pero luego de varios meses sin trabajo, en una ciudad extraña, viviendo gracias a la generosidad de mi familia pues mi propósito se redujo a encontrar un trabajo relacionado con mi carrera, aunque no fuera en periodismo... Finalmente me ofrecieron un empleo que me permitía ejercitar mi habilidad para escribir, pero no en un periódico. Al mismo tiempo me ofrecían hacer un curso, que si lo pasaba, podría entrar a uno de los periódicos de la zona. Y me decidí por la opción que ya me ofrecían en ese momento.
Mi trabajo SÍ me agradó bastante, pero siempre me quedé con la pregunta de '¿qué hubiera pasado si...?' Nunca lo sabré, por supuesto...
Sin embargo, luego tuve la oportunidad de encontrar un empleo en otro periódico en el naciente mundo de la información en línea, trabajar con gente talentosa, poder ver por dentro cómo operaba un lugar así, fue realmente increíble. En ese mismo lugar ascendí a otro puesto (también relacionado con la generación de información en línea) donde se requería que utilizara varias habilidades e hiciera el trabajo rápido y bien. Creo que no me fue tan mal ahí.
Después enfrenté el mundo de la información impresa. Vaya que es diferente, los tiempos, las decisiones y la dinámica de trabajar para un periódico, aunque sea en una ciudad mediana, es agobiante, lleno de responsabilidades, pero es muy interesante.
Y ahora estoy haciendo un trabajo en línea en el que creo que también estoy poniendo mi granito de arena. Sin embargo, ahora me parece que el reto es encontrar un propósito más en mi vida personal que en la profesional, aunque muchas veces estén ligadas. ¿Qué he de buscar para mí? ¿Qué quiero lograr como persona, como mamá, como pareja? ¿Qué queremos lograr todos como familia? Y pues en ese estado estoy y creo que me va a tomar tiempo encontrar estas respuestas exactas y también el cómo llegar allá, pero como siempre que me llegan estos momentos, siempre será interesante lo que venga.
Pero en mi caso, aunque a veces la rutina me 'trague', de repente me asalta la idea de cuál podría ser mi propósito en la vida, a corto, mediano y largo plazo.
Estando en la escuela no era difícil saber (en general y casi sin pensarlo) qué propósito tenía: en primaria, aprender y tener buenas calificaciones; en secundaria, tratar de superar problemas y situaciones que tenía en ese momento y encontrar qué quería hacer a futuro con mi vida (porque ya entonces me lo preguntaba); en preparatoria, mantener mi beca, vivir todo tipo de experiencias que no había podido antes por estar en un ambiente no precisamente propicio para ello, madurar; en la universidad, obviamente obtener lo más de habilidades relacionadas con mi carrera.
Pero a partir de que uno se gradúa y sale 'al mundo real' las cosas se complican. Por ejemplo, al inicio mi idea era ser reportera, pero luego de varios meses sin trabajo, en una ciudad extraña, viviendo gracias a la generosidad de mi familia pues mi propósito se redujo a encontrar un trabajo relacionado con mi carrera, aunque no fuera en periodismo... Finalmente me ofrecieron un empleo que me permitía ejercitar mi habilidad para escribir, pero no en un periódico. Al mismo tiempo me ofrecían hacer un curso, que si lo pasaba, podría entrar a uno de los periódicos de la zona. Y me decidí por la opción que ya me ofrecían en ese momento.
Mi trabajo SÍ me agradó bastante, pero siempre me quedé con la pregunta de '¿qué hubiera pasado si...?' Nunca lo sabré, por supuesto...
Sin embargo, luego tuve la oportunidad de encontrar un empleo en otro periódico en el naciente mundo de la información en línea, trabajar con gente talentosa, poder ver por dentro cómo operaba un lugar así, fue realmente increíble. En ese mismo lugar ascendí a otro puesto (también relacionado con la generación de información en línea) donde se requería que utilizara varias habilidades e hiciera el trabajo rápido y bien. Creo que no me fue tan mal ahí.
Después enfrenté el mundo de la información impresa. Vaya que es diferente, los tiempos, las decisiones y la dinámica de trabajar para un periódico, aunque sea en una ciudad mediana, es agobiante, lleno de responsabilidades, pero es muy interesante.
Y ahora estoy haciendo un trabajo en línea en el que creo que también estoy poniendo mi granito de arena. Sin embargo, ahora me parece que el reto es encontrar un propósito más en mi vida personal que en la profesional, aunque muchas veces estén ligadas. ¿Qué he de buscar para mí? ¿Qué quiero lograr como persona, como mamá, como pareja? ¿Qué queremos lograr todos como familia? Y pues en ese estado estoy y creo que me va a tomar tiempo encontrar estas respuestas exactas y también el cómo llegar allá, pero como siempre que me llegan estos momentos, siempre será interesante lo que venga.
viernes, septiembre 19, 2008
La maldición del burócrata
Suena como la maldición del pirata, pero noooo, es peooooor, muuuuucho peooor...
Desde que tengo que hacer trámites en oficinas gubernamentales me ha perseguido esta maldición (e imagino que a muchos mexicanos, pero es que de verdad... cada cosa que he tenido que hacer)...
En la primera casa donde viví solita aún ni pasaba un mes, acababa de llegar y tuve que arreglar con Hellmex unas llamadas no muy santas desde el número del lugar donde vivía hechas por quién sabe quién a un 01 900 no muy decente. O sea, aparte de extemporáneos, tontos los cargos en el teléfono, ¿yo le voy a hablar a mujeres para que me cuenten quién sabe qué cosas? Por favooooor...
Y pues vivir sola no está tan mal como algunos piensan aún (esos que creen que las mujeres no debemos o podemos ser independientes y responsables). Aprende uno a cuidarse, a administrarse, a portarse de manera mesurada por el propio bien, no porque te lo diga alguien más. Todo es positivo, excepto cuando llega el fin de mes y se activa la maldición del burócrata.... (dígase con voz cavernosa).
Y pues en el resto de mi vida me he peleado con cuanta compañía telefónica ha habido, con tarjetas tan 'buenas' como American Express, con el banco más grande de México (el más grande en tonterías, de veras, ni ellos se saben sus políticas internas) y la última fue hoy, con Luz y Fuerza...
Para empezar hacen la medición como quieren (en este caso me juntaron 3 meses y por supuesto, llegó una linda cuenta de luz, yo creo necesitaban dinero para su caja chica o algo). Y llega uno y ni siquiera sabes dónde carambas formarte (porque ni siquiera un letrero de para qué sirven los 'módulos del 1 al 5', qué listos).
Ya que solita averiguas comienzas a explicarles qué es lo que pasó y claro, ellos comienzan a interrumpir (caray, si no le iba a pelear no pagarle, sino pagarle como era, un mes primero, dos meses después). Luego de negociar y llegar a un acuerdo, pues me fui por el dinero necesario según el convenio (esto que les cuento fue, por supuesto, con Leo -de como 6 kilos o más-, mochila de 4 kilos y Michelle de la mano).
Regresé, me formé en la mega cola que se hizo mientras me iba (típico, maldita Ley de Murphy) y cuando llegué a la caja.... ¡oh, sorpresa! Que se equivocó el tipo con el que hice el convenio y que esa oficina no era y no me podían recibir el pago... ¡Háganme el faaaaavooooor!
Qué bonita es la burocracia. Moraleja:
Perder tres horas dando vueltas entre mi casa, ir dos veces a Luz y Fuerza, con una visita intermedia al cajero... Negociar y lograr que te entiendan tu idea... Regresar y que te digan que siempre no.. ¡No tiene m...anera de ser!
Desde que tengo que hacer trámites en oficinas gubernamentales me ha perseguido esta maldición (e imagino que a muchos mexicanos, pero es que de verdad... cada cosa que he tenido que hacer)...
En la primera casa donde viví solita aún ni pasaba un mes, acababa de llegar y tuve que arreglar con Hellmex unas llamadas no muy santas desde el número del lugar donde vivía hechas por quién sabe quién a un 01 900 no muy decente. O sea, aparte de extemporáneos, tontos los cargos en el teléfono, ¿yo le voy a hablar a mujeres para que me cuenten quién sabe qué cosas? Por favooooor...
Y pues vivir sola no está tan mal como algunos piensan aún (esos que creen que las mujeres no debemos o podemos ser independientes y responsables). Aprende uno a cuidarse, a administrarse, a portarse de manera mesurada por el propio bien, no porque te lo diga alguien más. Todo es positivo, excepto cuando llega el fin de mes y se activa la maldición del burócrata.... (dígase con voz cavernosa).
Y pues en el resto de mi vida me he peleado con cuanta compañía telefónica ha habido, con tarjetas tan 'buenas' como American Express, con el banco más grande de México (el más grande en tonterías, de veras, ni ellos se saben sus políticas internas) y la última fue hoy, con Luz y Fuerza...
Para empezar hacen la medición como quieren (en este caso me juntaron 3 meses y por supuesto, llegó una linda cuenta de luz, yo creo necesitaban dinero para su caja chica o algo). Y llega uno y ni siquiera sabes dónde carambas formarte (porque ni siquiera un letrero de para qué sirven los 'módulos del 1 al 5', qué listos).
Ya que solita averiguas comienzas a explicarles qué es lo que pasó y claro, ellos comienzan a interrumpir (caray, si no le iba a pelear no pagarle, sino pagarle como era, un mes primero, dos meses después). Luego de negociar y llegar a un acuerdo, pues me fui por el dinero necesario según el convenio (esto que les cuento fue, por supuesto, con Leo -de como 6 kilos o más-, mochila de 4 kilos y Michelle de la mano).
Regresé, me formé en la mega cola que se hizo mientras me iba (típico, maldita Ley de Murphy) y cuando llegué a la caja.... ¡oh, sorpresa! Que se equivocó el tipo con el que hice el convenio y que esa oficina no era y no me podían recibir el pago... ¡Háganme el faaaaavooooor!
Qué bonita es la burocracia. Moraleja:
Perder tres horas dando vueltas entre mi casa, ir dos veces a Luz y Fuerza, con una visita intermedia al cajero... Negociar y lograr que te entiendan tu idea... Regresar y que te digan que siempre no.. ¡No tiene m...anera de ser!
jueves, septiembre 18, 2008
Leo y sus carcajadas
Update: Hace rato andaba sin cafeína en la sangre, así que releyendo esto creo que para quien no sepa qué onda a lo mejor está un poco raro el post, así que va de nuevo...
Leonardo, mi peque de 6 meses y una semana, comenzó a sonreir bastante pronto (según las tablas de desarrollo). Pues bien, hace ya semana y algo empezó a mostrar que no iba a pasar de sonreír a reir, no, pasó directo a las carcajadas...
O grititos, más bien... De repente hace nada más 'ajajaja' muy raro... Y muy agudo, jejeje, de repente han de creer los vecinos que acá tengo circo de tres pistas o algo... Entre su hermana que tampoco es precisamente silenciosa y él, todo el día hay ruido...
Y pues Leo, que antes nada más se sonreía, ahora se carcajea por cada cosa (el otro día era porque Michelle rebotaba una pelota, otra porque se le acercaba rápido)...
Pues esta vez el gran objeto de risa fue: una bolsa de pan de caja (no digo marcas, jejeje, si quieren publicidad paaaaguen, jajajaja) que agitaba Michelle frente a él...
Total que no sé qué le veía a la bolsa que se reía (o gritaba)... Paraba y otra vez... Por eso parece que me voy, llegué y se calló, pero volvió a comenzar y me regresé... A ver si se oye bien, pero qué chistoso se me hizo... Ahora sí que anda bien activo... :) Lo cual creo que es bueno...
En cuanto a su hermana, le encanta entretenerlo... A veces (si está tranquilo, cambiado y comido) la dejo que esté junto a ella en su sillita y le dé juguetes y se ponga a 'jugar' con él... Justo hace rato así estaban, así que pongo una foto de los dos en ese momento... Como siempre mi hija es enemiga del peine, jajaja, por más que le digo, pero bueno... :) Hasta eso (todavía) se llevan bien...
Total que no sé qué le veía a la bolsa que se reía (o gritaba)... Paraba y otra vez... Por eso parece que me voy, llegué y se calló, pero volvió a comenzar y me regresé... A ver si se oye bien, pero qué chistoso se me hizo... Ahora sí que anda bien activo... :) Lo cual creo que es bueno...
En cuanto a su hermana, le encanta entretenerlo... A veces (si está tranquilo, cambiado y comido) la dejo que esté junto a ella en su sillita y le dé juguetes y se ponga a 'jugar' con él... Justo hace rato así estaban, así que pongo una foto de los dos en ese momento... Como siempre mi hija es enemiga del peine, jajaja, por más que le digo, pero bueno... :) Hasta eso (todavía) se llevan bien...
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