By Russ Allison Loar |
Porque, oh, sí, qué bonitas son estas fechas... Fiestas navideñas, adornar la casa... pensar en cómo carambas le hará Santa Claus para traer los regalos de los niños, jejeje...
No tengo objeción respecto a las fiestas navideñas y más que mi lado de la familia está extinto, así que la cantidad de lindas interacciones familiares molestas se ha reducido a cero y como normalmente he vivido siempre en casas pequeñas pues tampoco es mucho lo que hay que adornar :)
Pero oh, entramos en la carrera por apartar, comprar o siquiera saber qué carambas traerá Santa Claus a los niños.
Para empezar, la lista. La televisión (y últimamente Internet) se encarga de hacer que cambien de idea cada cinco segundos. Por ejemplo, en estos días han visto fácilmente 6 cosas que "tienen que tener", desde una maquinita de hacer helados hasta el nuevo videojuego para Wii que han visto anunciado 17 veces al menos, Disney Universe.
Por eso a veces quisiera saltarme (a pesar de las cosas agradables) de jalón las temporadas navideñas. No porque no quiera complacerlos (en cierta medida, tampoco es que les vaya a dar todo lo que quieran porque no quiero hacer niños materialistas) pero que se decidan por algo y luego que de última hora Santa encuentre ese algo es complicadísimo.
¿No podremos mudarnos a un lugar donde no celebren, no sé, Timbuctú? Jajaja, es broma, pero no está chido este "estrés prenavideño".
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